Exposición

Un fruto difícil

—Del 9 de septiembre al 15 de octubre de 2025—

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Silenciar la Casa. Reconocer un vientre. Un vientre fecundo para albergar otras voces, otras ideas, nuevos nacimientos. Un color: el blanco que eligió Fernando González para su Pequeña Abadía. Lugar de recogimiento y meditación, de creación.

Silencio. Ese fruto difícil que cultivó durante tantos años. Ahora entramos en él. Cada uno con su respiración, con sus preguntas singulares. Un universo tejiéndose en cada inhalación, en cada exhalación. Atisbar el entorno. Tocarlo. Hacerlo nuestro, respetando sus propios ritmos. Caminar con ellos, conversar con ellos. Frente a nosotros, un Universo por construirse, un Universo por restituir. Abrazar la célula, la estrella más lejana. Dejarnos llevar como en una barca que tiene su puerto en el oído interior. En el corazón.

Cuatro silencios que son uno. El reflexivo (inicial), los silenciamientos (sociales, culturales, académicos, religiosos), el meditativo (experiencia íntima) y la fiesta silenciosa (muerte).
En cada uno de ellos hay un viaje, una sugerencia, un mapa. Es necesario aceptarlos. Es necesario reconocerlos en nuestra propia vivencia. Sólo así, esta invitación tendrá sentido. El que construimos entre todos. El que descubrimos entre todos.

Otraparte ha sido escenario de muchas experiencias. Es la hora, entonces, de que este movimiento vivo se detenga un poco, revise, vuelva la mirada, comprenda, se conmueva. La Casa ahora somos nosotros, haciendo eco de sus muros, de sus días y sus noches, de su quietud de madre que espera. De su sosiego revestido de vegetación y murmullos, de huellas que ya hemos dejado en otros momentos, de caminos trasegados con preguntas y convicciones, de rostros que miramos por primera vez, el nuestro entre ellos.

Porque mirar no es ver. Porque mirar es detener el trazo de nuestro saber, para iniciar el dibujo de no saber, de asombrarnos frente a la vida que se asoma como luna llena en cada gesto. En la penumbra fresca de nuestro propio recogimiento, descubrimos el asombro.
¿Esto soy yo?
¿Estas son mis palabras?
¿Estos mis pensamientos?

Un fruto difícil es nuestra propia vivencia.
No es Fernando González, no es su poética, su filosofía.
Su obra es aquí una fuente, un renovado rumor que espera por nosotros.
Fresco, aleteante.
Una libélula que no impone, que no adoctrina,
que sólo ilumina un sendero, un silencio propicio en el viento…

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Casa Museo Otraparte

Entrada libre – Aforo limitado